viernes, 22 de abril de 2011

Sobre ESPEJOS CIRCULARES

El martes fui al estreno de prensa de ESPEJOS CIRCULARES, de Annie Baker, en Paseo La Plaza (Corrientes 1660; 6320-5300), funciones de miércoles a domingo.

Años después

Posada sobre el filo del tiempo, una escena dentro de una escena -la propuesta de un ejercicio actoral- se corre de plano gracias a la sutil actuación de Victoria Almeida y la precisa iluminación de Eli Sirlin. La escena se eleva, se convierte en verdadera: una improvisación sobre el futuro te lleva al futuro. Y en el futuro, los tonos bizarros se endulzan y las notas jocosas se vuelven tiernas, melancólicas, y tal vez verdaderas. ¿Cómo nos imaginamos a nosotros mismos dentro de diez o quince años? ¿Cuál es la respuesta que el tiempo, modificando la pregunta, nos da?

El ejercicio puede realizarse de modo inverso: ¿cómo habría sido esta escena diez o quince años atrás? Yo, aquí y ahora, leyendo (escribiendo) esta reseña, hace diez años. Quién, cómo, con quién, por qué, pregunta la niña Luna sobre todas las cosas, buscando todas las respuestas.

¿Dónde, cómo, con quién, por qué, quién/quiénes, unos diez o quince años atrás, habrían puesto en escena una obra que se propone como un “atreverse a mostrarse en ridículo”? ¿Cómo habría sido, en manos de los mismos creadores, una obra cuyo propósito es deformar y exponer así, bizarro, lo secreto del alma humana?

Síntesis Argumental

Un reducido y heterogéneo grupo asiste, durante seis semanas, a las clases de un taller de actuación. A través (y entremedio) de los ejercicios concentración, proyección, imaginación e improvisación, capturamos imágenes –levemente deformadas- de las vidas, los vínculos, las fantasías, frustraciones y logros, de sus protagonistas.

La recta es el camino más corto

Si uno observa con simpática atención las fotos del programa de mano, en exquisito arte, verá que el espejo circular (aquel que, como el arte de los caricaturistas, deforma y ridiculiza por exageración de ciertos rasgos que nos son propios) no deforma demasiado y, curiosamente, refleja en una suerte de guiño natural y prácticamente incólume a la protagonista. La misma actitud se advierte en el escenario. El gran director y dramaturgo a cargo ha transitado larga y profundamente por la senda de las desviaciones bizarras del carácter y la imagen. Los cinco inolvidables minutos de mirada bizca de Héctor Díaz al principio de ¿Estás ahí? ofrecían una potencia de Espejo Circular que atraviesa los años y la memoria. Tal vez no el espacio. La distancia entre aquella esquina de Córdoba y Libertad de hace siete años en la que un solo rostro, bizco y sublime, sostenía tanto, tanto, y este sereno, calmo Paseo La Plaza, amplifica el efecto de una elegante rectitud.

Sobre POSTPARTO (temp 2011) y Vicente Apolo a punto de nacer

El jueves 21 de abril se reestrenó POSTPARTO, de Ignacio Apolo, Laura Gutman y Florencia La Rosa, en el Teatro Petit Tabarís, Corrientes 831 (4394-5455), funciones jueves a domingo 20 hs

La diosa blanca

La antigua diosa blanca es la deidad de los matriarcados, la gran diosa que los mitos masculinos silencian pero, como aquel dios del poema, en las grietas acecha. La gran diosa blanca es la Luna. Y este blog, que cumple tres años, es mi homenaje a aquel bebé que nació con él, y a mi eterno amor. Es un blog de teatro, dedicado a comentar, amplificando los vínculos y las asociaciones, aquellas obra que veo. Se trata de aludir con palabras al efecto que la luz del arte de otros ocasiona en mí.

Es la luz de la luna, la suave luz de la noche, en la cual los mamíferos –nuestra especie- prefiere dar a luz.

PostParto / la reseña anterior

La reseña de esta obra puede leerse aquí. Habla del vínculo entre un varón, dramaturgo y director de una obra sobre la intransferible experiencia del puerperio. Cómo y quizá por qué esta obra llegó a mí. Esta nueva reseña, la de hoy, habla de un reestreno, de una vuelta de página. Mi mujer, Carolina Álvarez, cuya adorable foto puérpera encabeza aquella reseña, está en fecha de parto…

Síntesis Argumental

A mediados de 2010 la posibilidad de estrenar PostParto se trababa una vez más, casi definitivamente. Por aquellos días, yo escribí un recuerdo de una película. Era la primera, mítica, Jurassic Park de Spielberg. Los dinosaurios habían sido manipulados genéticamente para que no pudieran procrear pero hacia el final de las peripecias, los científicos descubren huevos que habían eclosionado. ¿Cómo era posible? Jeff Goldblum, el matemático afín a la teoría del caos, sentencia: “la vida se abre paso”.

PostParto se estrenó en el Teatro Del Nudo el 5 de septiembre de 2010. Pocos días después, en una pantallita de ecógrafo vimos y escuchamos, Carolina y yo, por primera vez, los acelerados, portentosos latidos del corazón de Vicente Apolo Álvarez, quien ahora, mientras escribo se mueve en el útero y pide nacer.

Esta niña

El bebé que cabía en la palma de mi mano tres años atrás ahora habla, canta, baila, y dice que su papá le va a comprar un teatro (¿!). Es una niña que multiplica a su madre (ella también dice tener hace meses un bebé en la panza, se llama Martín, y también va a nacer). La transformación de un bebé en una niña ha trascurrido completa, mientras yo hacía teatro y escribía estas reseñas. La diosa blanca es una niña.

La mujer futura

Y será una mujer. La enorme transformación de esta Luna en la mujer futura marca el paso del tiempo. Luna signó la escritura, producción y dirección de PostParto, que ahora queda definitivamente en manos de sus protagonistas. La obra ya es de las tres mujeres que la ejecutan cada noche. Yo regreso al hogar.

La mujer actual

En el hogar está “anidando” la gran mujer de este ciclo. Ayer, jueves santo, le dio por remover todos los cajones y bauleras para hacerle lugar al que está por nacer. Luego quedó patas/panza arriba, por el resto de la jornada. Y ahora se fue a un spa toda la mañana. La fantasía es: el próximo martes 26, día del estreno de prensa, se iniciará el trabajo de parto. Y entonces, Andreíta Hanna saldrá a saludar al escenario por mí y dirá:

“El co-autor y director de la obra pide disculpas por no poder venir a saludar, pero está en este momento en el parto de su propio hijo, Vicente, para quien va también este aplauso…”

¡¡¡Clapclapclap!!!

El varón

Luna Apolo Álvarez nació en los tiempos del humo de los campos quemados que cubría Buenos Aires, ¿recuerdan? Vicente Apolo Álvarez nacerá en tiempos de la reposición PostParto. Es un tiempo más maduro, más reflexivo, habitado por preguntas concretas. Soy varón, él también. Mi amiga Elsa Drucaroff siempre me pregunta cómo lo vivo, qué significa. No lo sé aún, amiga, pero la respuesta está a pocos días nomás.

La mujer de siempre

Carolina Álvarez es la mujer de siempre. En plena conciencia y con todo mi apoyo, ha decidido tener un parto natural. Por ese acontecimiento que aguarda, tranquilo en la noche, refugiado de los predadores y con los ritmos de la luna y de la tierra, nuestros ancestros veneraron a la gran Diosa Blanca. Que Ella nos bendiga en este inminente, gran, íntimo acontecimiento.

martes, 12 de abril de 2011

Sobre Hugo Saccoccia y el Festival Hueney

Entre el jueves y el domingo estuve en el Festival Nacional de Teatro de Humor, de la Biblioteca Hueney –Zapala, provincia de Neuquén-, y quería compartir estas impresiones.

El secreto del tren

Cuenta el gran Hugo, sobre la fundación de Zapala, que el ingeniero a cargo del trazado del pueblo desvió en secreto las vías del tren y modificó la locación de la ciudad… por amor.

El milagro secreto

Parece ser, y tanto en las grandes urbes como en una sobremesa de la asociación de empleados de comercio el relato merece ser cierto, que a 25 km de la actual Zapala hay un paraje con río, sombra, vegetación, agua potable y buen clima; incluso, topográficamente apto para una estación de enlace del tren patagónico. Un pequeño oasis, prudente y fresco, hasta donde debía llegar el tren allá a principios del siglo XX, y donde debía fundarse la ciudad. Pero el ingeniero a cargo se enamoró de una mujer que vivía en un puesto –una casa en la desolación de una estancia; a lo sumo un caserío- en medio del desierto. En lugar de llevarse a la chica a la nueva población, el ingeniero perpetró lo impensable -lo poético-: cambió en secreto el trazado de las vías y fundó Zapala en el paraje desolado donde vivía su amada. Nadie lo supo, o todos lo supieron y callaron. Cuarenta años después, algún empleado de catastros, algún ferroviario responsable se dio cuenta…

¿Qué hace este pueblo aquí, si debía estar allá?

El amor es poderoso cuando se propone lo heroico. Hugo Saccoccia es heredero de esa tradición.

Qué hace este biblioteca aquí

La biblioteca teatral Hueney tiene más de veinticinco años de historia y aún hoy, en la era de las redes sociales y la mega transmisión de datos, brinda el siguiente servicio: cualquier persona de cualquier lugar del país que ande buscando una obra teatral (o incluso algún texto vinculado al quehacer teatral) y no lo encuentra, puede escribirle a la biblioteca y pedírselo. Cuatro, cinco, a lo sumo siete días después recibirá en su casa por correo postal un sobre que contiene la obra impresa. Mi alumna de dramaturgia de esta mañana, asombrada, dio testimonio –como tantos otros- de este hecho. Recibió su obra hace pocas semanas. Cuando preguntó por el costo, Hugo le respondió: “nada”.

La biblioteca Hueney, en 27 años, nunca cobró un envío.

Qué hace este concurso aquí

Cada dos años, la Hueney convoca a todos los autores del país a enviar obras al “Concurso Nacional de Obras de Humor – Premios Emilia”, por el que ofrece a sus ganadores una estatuilla, un monto de dinero en efectivo y la invitación al Festival Nacional de Teatro de Humor, en el cual se propiciará el montaje de las piezas ganadoras.

Tengo algunas cifras, porque fui jurado del último certamen. Veamos: el Instituto Nacional de Teatro (cuyo presupuesto multiplica al infinito el que el bolsillo de Saccoccia destina a su pasión) convoca todos los años a un concurso nacional de obras, sin restricción de género. El Instituto ofrece a los ganadores un premio ocho veces mayor que el de la biblioteca; también suele publicar las obras, y no se restringe solo al humor. El Instituto tiene delegaciones y representantes con presupuestos asignados en cada provincia, y sostiene económicamente producciones teatrales y salas en todas las regiones del país –también apoya, vale aclarar, al Concurso Hueney-. Este año, el certamen del INT recibió 290 obras, un buen número. El pequeño Concurso de Hueney, que se permite sólo una invitación bienal, que recibe sus obras en la casa de Hugo (Colón 170 –Zapala), recibió 120.

Dos datos más:

Hugo Saccoccia recibe personalmente todas las obras… ¡y las lee! (Nah… - Te lo juro; las lee todas. Es más, trata siempre de adivinar quién es el autor, y muchas veces, lo adivina).

Hugo Saccoccia solicita al jurado que, una vez leídas y analizadas las 120 obras, las volvamos a poner en sus cajas de envío. Manda un flete y recoge los impresos, y los reparte por todo el país para la difusión de esos materiales, aunque no hayan sido los ganadores.

Se sabe que Hugo ejerció simultáneamente durante años como director de la Biblioteca y organizador del Festival y como Juez en su ciudad, hasta su reciente jubilación. Ahora solo se dedica a sus pasiones y, por lo tanto, viaja dos semanas por mes a Buenos Aires para trabajar a favor de los dramaturgos del interior.

El premio que entrega se llama Emilia en homenaje a su mujer, que lo apoyó y acompañó en sus aventuras hasta su prematuro adiós.

Qué hace este festival aquí

Durante una semana, elencos regionales (muchos de ellos, vocacionales) estrenan las obras premiadas[1] Zapala recibe a todos: elencos, técnicos, familiares, periodistas, jurado. En 2009, incluso, organizó simultáneamente el primer Congreso Nacional de Dramaturgos. Los recibe con comida casera y carteles de bienvenida en la estación. Este año, a Saccoccia le prestaron un equipo de “propalación” (el altoparlante que va arriba de los autos para hacer propaganda callejera) y salió, además, de pegatina de carteles con un dudoso engrudo casero junto a sus hijos, difundiendo el festival.

Para la contemplación, baste una muestra. El 14 de marzo de 2011, Saccoccia nos escribió este mail:

Queridos amigos, falta muy poco para el encuentro. Hoy terminamos de preparar las comidas que se pueden freezar, fueron cocineras tres primas mías que viven en la pcia de Buenos Aires y a quienes traje desde Junin (bs as) para esa tarea. Son de mi máxima confianza y dos de ellas son cocineras de profesión. Mañana regresan a su ciudad.

Un dato. La primera noche en Zapala, abriendo el festival con la puesta local del Segundo Premio, “¿Quienay?” del santafesino Raúl Kreig, había 730 personas en la platea.

Un estreno con setecientos treinta personas en el público. Es un número.

Qué hace ese auto en el desierto

El “verdadero” premio, dice uno de los premiados, Nicolás Allegro, es la publicación del libro. Las obras seleccionadas, luego del festival y gracias a pacientes gestiones de Hueney, son publicadas. Pero allí no termina el premio.

Hugo carga en su coche las cajas con los libros publicados y se encarga de repartirlos en forma personalizada (con remitentes precisos) a los grupos y teatristas, directores, actores, gestores culturales en actividad en todo el país. Ningún libro de Hueney cae en el desierto. Todos caen en tierra fértil. Las obras de humor del festival comienzan a hacerse al este, y al oeste, y al norte y al sur.

La vasta geografía de la patria

El teatro es un fenómeno local. El teatro que efectivamente se hace es un teatro de un lugar, en un aquí y un ahora. Una comunidad concreta, un grupo concreto, un público concreto. No es lo mismo el teatro de Córdoba que el teatro de Santa Fe o el de Buenos Aires. No es lo mismo el teatro en Avignon, en Frankfurt o en La Paz.

Desde los grandes centros urbanos soñamos con otros centros urbanos, con redes de festivales que enlazan la tradición, la historia, el prestigio, el enorme presupuesto.

No obstante, fenómenos de tamaña diversidad a veces se juntan, se tocan... tienden a la identidad. Las vías de un tren fantasma cambian la locación de un pueblo que aún no se funda, el tren lleva a setecientas treinta personas hacia una experiencia que alguien ha tenido, trastocada, entre las treinta butacas de un galpón reciclado en palermo soho.

El tiempo y la historia

Pero supongo que esto se acabará cuando Hugo se retire. No hay modo, por más que el universo apoye, de que esta épica lo sobreviva a él. Sí, por supuesto, perdurará lo que ha sembrado. Por eso es que uno tiene tantas ganas de agarrar una cámara y subirse un mes, diez meses, al auto de Saccoccia y recorrer el país, registrando todo. Porque está claro que aunque perdure muchos, muchos años (y ojalá que así sea), este tiempo es único. En Zapala no vivimos del todo un aquí, un ahora; vivimos, creo, en el tiempo de la leyenda.

El amor y el desierto

Gente de teatro, amigos del blog, críticos, enemigos olvidados, gente de a pie. Estas son las señas:

BIBLIOTECA TEATRAL HUENEY

Acercar El País, Extendiendo Los Brazos

1984-2011

Dirección: Colón 170 CP: 8340 – Zapala

Pcia Del Neuquén – Argentina

Tel: 02942- 421844

info: www.bibliotecahueney.com.ar

[1] Obras:
1er Premio: “Humo negro” de Emilio Federico Ferrero (Buenos Aires)
2do Premio: Quiénay? De Raúl Kreig (Santa Fe)
3er Premio: “De vuelta a casa” de Alejandra Varela (La Plata)

Menciones especiales:
“Comedia de las situaciones” de Carlos Aníbal Balmaceda (Buenos Aires)
“Prometeo, Flor de Titán” de Marcelo Adrián Sanchez (Buenos Aires)
“Escenas de las últimas semanas de Rita” de Alejandra Ruth Favini (Gonnet Bs)
“Va y viene” de Javier Ahumada (Bahía Blanca)
“La culpa y el chancho” de Nicolás Allegro (La Plata)
“Alto Apocalipsis” de Andrés Lionel Rapoport (Buenos Aires)