viernes, 6 de agosto de 2010

Sobre VIAJE DE INVIERNO, de Alejandro Tantanian y Diego Penelas‏


El viernes pasado fui a ver VIAJE DE INVIERNO, de Alejandro Tantanian y Diego Penelas, al Metropolitan 2 (Corrientes 1343 – 5277 0500) Los viernes 23.30 hs.

Berlín, postales en sombra
Otoño de 1995. Scala de San Telmo. El joven dramaturgo –colega y actor- Alejandro Tantanian nos invita a ver una obra suya basada en canciones de Kurt Weill, que por aquel entonces era para mí una vaga referencia musical de algunas obras de Brecht, y a partir de allí sería casi un sinónimo, por años, de la potencia interpretativa de un cantante. La pequeña sala se expandía, junto a la experiencia. El tono en mi memoria es azul, como el mar de aquella canción, “azul, azul”. Y la imagen es el sonido atronador de una lágrima, que pocos años después se transformaría en tema y clásico de su repertorio musical.

Durante una década y media, las cualidades interpretativas, el criterio de las versiones y arreglos musicales, y la eficacia emocional de estos espectáculos perdura. No se tratará este artículo, entonces, de una reseña de “Viaje de invierno” -cuya síntesis argumental (¿?) ofrezco a continuación-, sino una pequeña, sencilla celebración de lo que este viaje en proceso, desde el 95 hasta ahora, continúa provocando.

Síntesis Argumental
Composición tema “Viaje de Invierno” –ciclo de canciones de Schubert- como punto de partida. El maestro Diego Penelas toca el piano y hace voces. Rodrigo Quirós, batería y voces. Alfredo Zucarelli, cello. Y Alejandro Tantanián actúa (e interactúa), canta, baila (sí) e invita a actores a cantar.

Luna y Lacan
¿Por qué canta el homo sapiens? Creemos saber por qué habla: habla porque no es redondo y completo como los inmutables planetas. Habla porque le falta, porque es incompleto, porque el otro amenaza con mordernos y mutilarnos en pedacitos y para subsistir, para resistir, para alimentarnos -dientes adelante, manos y uñas y fonemas-, mordemos y mutilamos en el ansia. Hablamos porque deseamos, hablamos para producir un mundo material que nos contenga. Hablamos para ser desde el otro, para estar con los otros. Hablamos con. Entre. Somos plural.

Luna, la pequeña Luna de dos años y medio, habla hasta por los codos, repite y relaciona todo. Habla conmigo, con mamá, con Silvia, con Inés, con la abuela y las muñecas. Dice mucho, piensa, juega. Y de pronto canta.

I sing myself
Los niños pequeños, durante el lento desarrollo y adquisión del lenguaje, cantan casi tanto o más de lo que hablan. El habla se torna, con los años, signficativa, intelectual, referencial, fática. El canto, en cambio, permanece lúdico.

Todos los adultos cantamos a solas. Signo de cordura, de bienestar emocional, de ducha caliente, de recuperación del placer sensorial, los adultos cantamos como un desborde. Yo creo (y que Lacan me parta con su rayo) que el sujeto habla porque le falta, pero canta porque le sobra. Canta porque le sobra.

-Jacques, levántate y anda: De lágrimas, De Protesta, De Noche, Viaje de Invierno.-

De Lágrimas
2002. La notable precisión del artista plástico Jorge Macchi en la antesala de El Club del Vino. El férreo concepto en las ideas de Tanta y Rudnitzky. El bombo peronista que decía todo lo que luego, junto a Brecht, se abrirá a un espacio escénico desmesurado. De lágrimas es el clásico indeleble. Alejandro, el cantor, el bufo, el asombro.

De protesta
2004. El Teatro San Martín recibe la idea de un teatro de concepción musical. Este espectáculo de canciones “de protesta” prefigura la dimensión de “Viaje de Invierno”, aunque no su intimidad. Los momentos revolucionarios, políticos, que atraviesan como tema lo escénico, seis años después destilan el notable “enganchado” de temas del Viaje

De noche
2008. O la intimidad. Lo que la escena tenía de exhuberante ahora se condensa en un piano, y obliga al cuerpo y la palabra a expandirse y exhibir. El actor se despliega, comenta, y hace De Noche.

I celebrate myself
Y Viaje de Invierno. Ya Tantanian es Tantanian. Ya su público puede congregarse en las 600 butacas del Metropolitan, ya sabemos lo que habrá. Sí, sabemos. Es otro espectáculo más. Y sin embargo, nos damos cita. Vamos, confirmamos. Nos sorprendemos (la “performance” de las moscas… bueno).

¿Por qué canta el homo sapiens?
¿Por qué ir una vez más a ver un espectáculo de este intérprete?

Luna canta otra vez sus canciones de ayer. Su ayer es breve. El presente se reafirma. Y se celebra en el desborde. En otra escala, nuestro ayer también es breve. Y el canto es una celebración. Vamos todos juntos entonces, que esta la conocemos:

I celebrate myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you.
I loaf and invite my soul,
I lean and loaf at my ease observing a spear of summer grass.
My tongue, every atom of my blood, formed from this soil, this air,
Born here of parents born here from parents the same, and their parents the same,
I, now thirty-seven years old in perfect health begin,
Hoping to cease not till death.
Creeds and schools in abeyance,
Retiring back awhile sufficed at what they are, but never forgotten,
I harbor for good or bad, I permit to speak at every hazard,
Nature without check with original energy.
Walt Whitman

[Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada. 

Walt Withman.

(Versión de León Felipe)]

1 comentario:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


TE SIGO TU BLOG




CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...


AFECTUOSAMENTE
LA DIOSA BLANCA

ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

José
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